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sábado, 12 de septiembre de 2009

Envejecer con esperanza





EL OPTIMISMO CLARIFICA LAS COSAS




Sor.Cecilia Codina Monasterio de santa Catalina (Paterna)Valencia





Antes de introducirnos en el hecho natural de envejecer, hablaremos de la vida como derecho, un fenómeno que está lejos de lo abstracto y que se constata como la «Gran realidad de la humanidad». Desde que nacemos con el primer lloro, constatamos que cada instante se vive, incluso sin darnos cuenta de ello como hacen los bebés. La vida sobreviene bruscamente como un desgarro, perdiendo la seguridad del seno de la madre para enfrentarse con las realidades de la vida nueva.


Este don Divino, a la luz de precomprensiones de criterios de juicio, de sistemas de valoración que forman parte de lo que llamamos«Cultura de la vida», .no logran con todo, ahogar el espíritu de la esperanza del hombre que es llamado a ser feliz.


Nuestra sociedad ha sufrido cambios muy sustanciales en sus valores humanos y religiosos, como ha sucedido antes en otros países y desde hace ya algunos años se estan promulgando nuevas leyes que atentan, y destruyen la vida, sublimando, que la libertad del individuo es más esencial que las estructuras sociales tales como la familia.


El hecho de aceptar o tolerar los anticonceptivos, abortos, y los mal llamados «Matrimonios homosexuales»han ido defraudando a un amplio sector de la población de poder albergar la esperanza de retornar a recuperar unas estructuras sociales estables, morales/éticas,- si se prefiere ese término- que avalen la garantía de envejecer con esperanza, suceda lo que suceda, ya que esa esperanza se ejerce desde la libertad y el derecho de ser feliz ante situaciones tristemente negativas de nuestros tiempos. Hoy, nos amenaza otra cultura,«La de la muerte»en que la evolución genética tiene planteada una gran carrera, en medio está la solución a muchas enfermedades y aunque la vejez no es precisamente una enfermedad, al final también forma parte de un programa de dar alternativas que frenen la vejez y las enfermedades, o limitaciones físicas. Habrá que preguntarse ¿Creen esas personas que serán más felices intentando mantener una relativa juventud? Recordemos que estamos amenazados por los que proponen una muerte digna, ante su enfermedad y los que proponen la eutanasia no necesariamente a los enfermos terminales sino también a los ancianos que al parecer estorban a ciertos sectores de las sociedades.


Nadie podrá mantener el sentido del optimismo ante la enfermedad o cualquier otro problema, si desde su juventud no ha tomado el hábito de sonreír a la vida, sino se ha entrenado a enfrentarse a los problemas con serenidad y madurez, poniendo en juego todas sus capacidades intelectuales y espirituales para «Vencer o tener vencido al mundo». El hombre optimista, el hombre que vive de la esperanza, es un ser que vive cada día la fragancia de una amistad, la acaricia de un gesto, la ternura de una sonrisa, la amargura del odio, el desaliento de una palabra, el vacío de la indiferencia o la dureza del silencio.; o quizás el más temible de todos« La soledad y el olvido» Son sentimientos que ha experimentado en su larga vida en la cual ha penetrado la sabiduría, esa experiencia que nos hace ser cautos, porque la vida es como un oleaje marino«Fuertes olas de sentimientos y mareas de pasiones cuyo único superviviente, es aquel que durante toda su vida ha sabido amar y dejarse amar».


La vejez, es una nueva aventura del Espíritu de Dios y del hombre que ha sabido aprovechar todo cuanto le ha dado la vida. « No hay ciencia más certera que pasar por esta vida haciendo el bien.»

PUBLICADO EN LA REVISTA.-CR.-CULTURA RELIGIOSA.Valencia

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