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martes, 25 de mayo de 2010

LA BELLEZA DEL BIEN


Hoy les voy a contar una historia hermosa que pertenece a la percepción de reconocer lo bueno por la de veces que hemos hablado de ello, en especial cuando se habla bien de una persona.

Llegó a Barcelona una muchachita de 14 años llamada Ramona, que venia a servir allí donde la aceptaran. Procedía de un pueblecito de Teruel llamado Dos Torres de Mercader, corría el año 1910. Ramona encontró pronto una buena casa para servir.

Los señores eran unos fervientes católicos y la acogieron como una verdadera hija, la enseñaron modales, leer, escribir y las cuatro reglas. Aprendió muy pronto a cocinar y al cabo de pocos meses, los señores al ver lo inteligente y trabajadora que era la pusieron al cargo de sus tres hijos.

Los hijos fueron creciendo con Ramona; que era quieran o no una niña.
El tiempo pasó y Ramona ya tenía un flamante novio. Entre tanto…creció una gran amistad ente Ramona y la hija mayor del matrimonio, se llamaba MariPaz, siempre con “el señorita delante”.

Por fin Ramona se casaba y abandonó la casa de los señores no sin mucha pena de dejar tan buena familia y sobretodo a la Srta. MariPaz.
El nuevo matrimonio tuvo una única hija y con el afán de ayudar a sus padres entró a trabajar en una fábrica textil de la misma ciudad. Cinta, que así se llamaba la hija, le encomendaron que ayudara a llevar la enfermería de la empresa por las dotes naturales que tenía para socorrer los accidentes laborales, junto con la enfermera.

Muchas veces Ramona había contado a su hija la excelencia de aquella familia que la acogió cuando vino emigrante de Aragón y nunca se cansaba de hablar de la Srta. MariPaz, de la belleza física y espiritual que tenía, y era tal su descripción que parecía que la estaba viendo. Estatura media, delgada, rasgos muy finos, ojos azules muy vivachos, una sonrisa limpia y con una dentadura de gran blancura de, muy elegante en el vestir y al mismo tiempo austero, un aire de ángel que todo lo dejaba sereno y alegre. Y así años y años contándole la misma historia.

La enfermera que tenía Cinta se marchó de la empresa por jubilación y entró otra que se llamaba MariPaz. Cinta al verla se sobrecogió no obstante disimuló la sorpresa.
Ya en Casa le contó a su madre la nueva enfermera que se había incorporado a trabajar con ella y le explicaba como era. Su madre tras escuchar a su hija como la describía tan entusiasmada le dijo: « ¿Pregúntale cómo se llama?», Cinta le respondió: sí, se llama MariPaz.

Pasaron los días y Ramona iba cavilando lo que su hija le había contado de la nueva enfermera.
Un día antes de ir a trabajar le dijo su madre: «Hija pregúntale si tiene alguna relación con la familia Cots, del Paseo de san Gervasio»
Cinta hizo las indagaciones que su madre le pidió y resultó que sí, esa señorita enfermera tenía el apellido Vila.

Cuando Cinta llegó a su casa y le contó que tenía razón que se llamaba Cots, Ramona exclamó con una gran alegría ¡Dios mío!, si es la Srta. MariPaz, mi señorita.

Esta historia tiene la moraleja que si sabemos hablar bien de las personas, si sabemos contar tal como son, un día sin saberlo sabremos reconocerla como lo hizo Cinta que a través de su madre encontró esa maravillosa criatura llamada MariPaz y les aseguro que Ramona no exageró, era una belleza de bondad.


Ramona era mi abuela materna y Cinta mi mamá y esa misma historia yo lo oí contar y conocí a esa belleza angelical llamada Señorita MariPaz.

Con ternura
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P

15 comentarios:

  1. Que bonita y tierna historia Sor Cecilia, me hace pensar en el poder de la Palabra, lo que puede llegar a transmitir, ademas de la propia informacion, si esta se utiliza con Amor.....


    mil besos

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  2. Hermoso poder contar este tipo de historias familiares! Se derrama en ella toda su ternura sor Cecilia, gracias. Dios le guarda.

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  3. SOR CECILIA:

    Acabo de leer su historia en voz alta par que la oyera Albert, que estaba sentado con su ordenador.

    Es una historia de encuentros preciosa.

    Una abraçada germana, Montserrat

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  4. Cuantas satisfacciones da la vida, Sor Cecilia. Hermosa historia de su familia, entrañable y llena de ternura. PariPaz era una persona adorable.

    Cordialmente,
    Luis.

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  5. Gracias Sor Cecilia por transmitir y hacer llegar esta historia,muy tierna y llena de amor.
    Deseo regalarle a usted y a las hermanas los dos poemas que están en el Blog LAS HADAS EN LAS HESPERIDES ,están escritos por mi abuelo y estoy segura que os gustará.
    Todo ese blog está dedicado a mi tierra y a mi abuelo,pilar de mis enseñanzas cristianas.
    Gracias por compartir y mis bendiciones.

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  6. Bendecir. Eso es hablar bien de los demás. "Decir bien" = Bene dícere. Y eso es lo que hacemos cuando hablamos bien de los demás: le repartimos bendiciones. Un abrazo: Joan Josep

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  7. El poder de la palabra es grande tanto para hace el bien como para hacer el mal, por eso me infunde tanto respeto, esta historia que nos cuenta es una hermosa historia en donde la palabra fue capaz de transmitir toda la amistad y todo el cariño que sentía su abuela en el corazón.Muy hermoso, un abrazo.
    Ojalá y todos supieramos utilizar las palabras para hacer el bien.

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  8. hermosa y noble historia hermana, ya veo de donde viene su bondadoso corazón.la pureza de corazón, es la que da bondad en las palabras y ternura a los gestos.
    un saludo estimada hermana, paz

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  9. Según lo leía me lo estaba imaginando. Por la fecha que ha puesto, me he dicho, a que era su abuela?.

    Así ha sido. Me alegro que encontraran a la Srta. Mari Paz.

    Un abrazo hermana

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  10. Me ha gustado muchísimo el título del post. Sí, el bien es lo más bello, todo lo que lleve su sello siempre adquirirá esa hermosura que alegra nuestros corazones, como el testimonio que ha campartido con nosotros. Muchas gracias y también por sus valiosas oraciones. Unidos en el Señor

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  11. Hermanita:
    ¡Que preciosa historia familiar!
    Gracias por compartirla... Muy linda la moraleja. Para tenerla en cuenta siempre.
    Un abrazote
    ♥Alicia

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  12. Muy bonita historia. Es verdad que el buen ejemplo siempre vale.
    Un abrazo

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  13. Hola Sor Cecilia!!!
    vaya!!! me ha emocionado esta entrada....Y si, tiene toda la razon....muy emotiva.
    Un abrazo

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  14. Gracias por compartir con nosotros ese trozo hermosísimo de tu vida. Efectivamente la lección es para tomar nota..., apliquemosla a Dios mismo, si hoy vamos contando todas sus bondades a los demás, cuando al final nos encontremos con EL, será fácil que le reconozcamos a primera vista..., ojalá sea así para todos. Q Dios le bendiga. SALUDOS.

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  15. Hermosa historia la de tu abuela y tu mamá. Mira lo que me estaba perdiendo si no la leía. Gracias y muchos besos.

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